Los exoesqueletos son dispositivos eléctricos que se utilizan en la rehabilitación de personas con alteraciones en la movilidad.
La clasificación más actual establece 4 tipos:
Exoesqueletos de efector final: dispositivos que dirigen el movimiento de los miembros inferiores únicamente desde el pie. (P. ej, Haptic Walker)
Exoesqueletos fijos: dispositivos que guían cada articulación del miembro inferior pero son estáticos y no se pueden mover del lugar donde ser están utilizando. (P. ej, Lokomat)
Exoesqueletos portables: dispositivos que guían el movimiento en cada articulación del miembro inferior y además se pueden utilizar en movimiento permitiendo el desplazamiento con el dispositivo puesto. (P. ej, Ekso y Rewalk)
Exoesqueletos ligeros: dispositivos que no proporcionan tanta asistencia al paciente. Son de menor peso, no suelen sostener erguido al paciente por completo y ayudan a la función de algún movimiento concreto para suplir el déficit de alguna musculatura.
Cada exoesqueleto puede aportar un nivel de asistencia distinta al paciente, de tal manera que pueda ayudar más o menos.
Asistencia activa: el dispositivo realiza toda la actividad.
Asistencia pasiva: el paciente realiza toda la actividad.
Asistencia resistida: el dispositivo ofrece una resistencia al movimiento del paciente.
Interactiva: el dispositivo ofrece un feedback al paciente para guiar o corregir la actividad.
Los beneficios del uso de estos dispositivos son los siguientes:
Beneficios sobre el sistema cardiorrespiratorio y cardiovascular.
Beneficios sobre la fuerza muscular y marcha.
Beneficios sobre la espasticidad, dolor y fatiga.
Al influir en los niveles anteriores, produce una mejoría en la calidad de vida e independencia en las actividades de la vida diaria.
Estos beneficios vienen dados por los movimientos repetitivos y coordinados que permiten hacer los exoesqueletos.
La dosificación necesaria para alcanzar estos beneficios según la evidencia revisada en varios artículos consiste en:
Pacientes subagudos: 16-20 sesiones de 30-60 minutos, obteniendo beneficios sobre todo a nivel de la marcha (aumento de la velocidad y longitud del paso).
En general:
Para obtener cambios en la funcionalidad: 24 sesiones (3/semana) durante 8 semanas. Duración: 60 minutos.
Para obtener cambios cardiorrespiratorios:
36 sesiones (3/semana) durante 12 semanas. Duración: 60 minutos.
Hay estudios que muestran que con 18 sesiones durante 6 semanas ya se obtienen beneficios, lo que sugiere que es posible hacer intervenciones más cortas.
En ocasiones no se pueden realizar sesiones durante tanto de tiempo, por lo que se ha planteado una propuesta de intervención más corta:
Para mejorar la funcionalidad: 10 sesiones (5/semana) durante 2 semanas. Duración: 60 minutos.
Para cambios cardiorrespiratorios: 16 sesiones (4/semana) durante 4 semanas. Duración: 50-60 minutos.
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